Hollywood odiando todo lo que tenga cientocuarentaytantos caracteres





Justo en los tiempos en que esperamos ansiosos qué hay de ese proyecto cinematográfico llamado The Social Network - se cree que sobre facebook, con guión de Aaron Sorkin y dirección de David Fincher - la industria del cine y la televisión empieza a ver las orejas al lobo y se pone de uñas al comprobar que ya no solo se le piratean películas y series para "P2pearlas" sino que sus marcas - el producto final - al ser la suma de varias marcas aún más importantes - los artistas - tienen una tan ajetreada vida "social" propia, que no hay misterios a desvelar a última hora, ni publicity que no hayan exprimido las "sub-marcas" hasta decir "basta".

Sí, a los actores, a los músicos y a todos los personajes del show-business les ha dado ese apretón bloguero, que después se hizo diarrea "facebookera" y ahora es un no salir del baño con eso de twitter. Cualquier cosa, se llame evento o "mira simplemente lo que estoy a punto de hacer" es noticia, en tiempo real, y a escondidas de los medios. Lo que se traduce en que las productoras ya solo pueden controlar apariciones en salas y canales, pero no eso en lo que todos estamos y a todas horas.

¿Cómo reacciona Hollywood a lo que no puede controlar? Pues con la pataleta del impotente...que es ni más ni menos que la clausula contractual prohibicionista y la amenaza velada, aunque habría que ver a productores sin estrellas y con toda la comunidad internauta viendo trailers en youtube, pero no comprando ni entradas ni cable TV.

¿Y cómo reaccionan las estrellas? Pues cada cuál a lo suyo. Las hay millonarias y poderosas que no solo quieren interpretar papeles sino también sus vidas - y publicarlas - y las hay que se "rajan" excusándose en eso de que su vida privada se hace añicos o que ellos no serán "l@s guap@s que matarán a la industria".

Y así se hace el nuevo Hollywood, ese que ha sustituido los tabloides por los twitts@retwitts, ese que ya no tiene vampiresas con tendencia a la sobredosis, sino sobredosis de ídolos que marcan tendencias, a poco que pilles una red wifi.

Labios de fresa, sabor de amor...culpa de la fruta de la pasión



Los refrescos de cola, como las cervezas, son productos que a la larga tienden a estirarse, transformarse en otras cosas. Y no necesariamente este proceso responde a una lógica de estrategia de producto o al "descubrimiento" de un nuevo trozo de mercado potencial. A veces la motivación es caprichosa - a alguien se le ocurre la brillante idea - o miedosa - con esta marca no se puede ir más allá -. Y cuando las marcas caen presas de la inevitable microsegmentación - que siempre les pasa - saben que deben tener sumo cuidado en entender la demanda, las percepciones, y también a ellas mismas.

Los refrescos de cola y las cervezas hace tiempo que definieron las que iban a ser sus tres categorías sobre las que construir su portfolio; la básica, con la que salieron, con toda la cafeína y todo el alcohol - a cada producto lo suyo - y que rápidamente convirtieron en la seña de identidad de la marca, en el producto tradicional; la light, por adaptación a las costumbres ochenteras, y que se les fue de lleno al público femenino...hasta que los hombres perdieron la vergüenza de pedirla y no parecer "flojos"; y la "sin cafeína" o "sin alcohol" que en el caso de las colas fue el resultado de arrastrar al público más infantil y en el de las cervezas, un intento de "refrescarización" del producto, mirando de reojo también a conductores a los que la ley les estrechaba el cerco. Y después vino todo lo demás; jugaron a los colores, jugaron a los sabores combinados, "afrutaron" versiones y llevaron a límites insostenibles sus marcas, a veces creando marcas subordinadas - nombre "la marca" apellido "la nueva característica" - a veces lanzando nuevas marcas - eso sí, "esloganizando" en el frasco los atributos y beneficios, casi siempre con porcentajes y números -.

Lo de Carlsberg con su nueva Eve, es el ejemplo más palpable de que la cerveza ya no es lo que era, y que la "targetitis", cuando es esa enfermedad contagiosa que todo lo puede en el nervioso branding, te hace crear nuevas marcas porque "el mercado lo va a demandar" aún a riesgo de que tu identidad no es que se esfume, es que ha saltado en pedazos "irrecomponibles".
Esto, en un intento absurdo de "feminización" con todos los topicazos que parecen rozar el universo de Hello Kitty, es de todo menos cerveza, tal y como la tenemos colocada en nuestras mentes. Y habrá quien la consuma, pero difícilmente creará ni una nueva categoría ni un producto estrella para la marca, por mucha gente guapa y pija que se ponga de acuerdo para beberla, pasearla, y comentarla.

Cuando se supere el tirón inicial del "qué envase tan mono" y el "uy, si sabe a frutas de la pasión", las cañas volverán a ser cañas...y cuando se vuelva a casa, o coca-colas o "sin-sines" y "cero-ceros".

Lujo en la sala de reuniones, y cuando te hacen sacarlo en el embarque...




Desde que el portátil (laptop) existe, siempre ha tenido dos tentaciones; ser cada vez más pequeño (pero con más cosas dentro) y ser cada vez más bonito (que a menudo, ha significado ser más fino). Los primeros mamotretos de Compaq, de Dell, de Toshiba y Packard Bell (que yo tuve uno enorme, con forma de "peineta") han ido evolucionando hacia modelos más "cargables" (por carga) a la par que jugaban a ser progresivamente objetos de lujo, que por supuesto las marcas colocaban en esa categoría premium...que en branding ya sabemos es sinónimo de "paga un poco más por ello, anda".

Apple marcó la tendencia "blanca" e iluminó su "manzanita" para que el apple-user se notara a distancia. Y los demás lo vieron como la típica virguería de esos chicos que no casaron con nadie ni a su OS ni a su Leopard. Allá ellos...hasta que el blanco también le quedaba bien a Vaio y hasta a HP...mientras Apple también se traicionaba a sí misma tintando de negro algunos modelos, seguramente en un intento de falsa masculinización profesional.
Y volvieron a atacar con ese MacAir que llegó en plena guerra "menguante", cuando todos los otros (y algunos recientes) lo de laptop les sonaba a antigualla, y lo de netbook y cloud computing parecía que tiraba.

Cargarse (por eliminar) a los PC´s ha sido la gran batalla tecnológica y de diseño de las grandes marcas que durante años nos pusieron esos tochos de pantallas culonas y cpus rompetobillos en cada mesa y a nuestros pies, con poca piedad ergonómica y espacio-vitalista. Y a fe que lo han conseguido (aún con rezagados corporativos).

Pues en esas estamos, entre la pequeñez que se apiada de las espaldas mayores (a la vez que acelera presbicias galopantes) y el objeto de deseo, que difícilmente por ser más bonito, deja de ser un maldito pero cotidiano gadget. El proceso se repite, y de nuevo tras empequeñecer, se le saca lustre al modelo, todo ello mientras la tecnología reduce al máximo el ciclo de vida y te lanza a la compra que más que compulsiva (por precios) es absolutamente reactiva (porque te vas quedando atrás).
Nos tienen totalmente pillados, y lo sabemos...

Cuéntamelo también a mí, que no sé quien eres



Esto de Chatter - el facebook de empresas - plantea las dudas lógicas de si un concepto basado en la más absoluta informalidad, funcionará en las situaciones más formales, esas que tienen de nombre "el trabajo".

Se puede entender el aprovechar la "nube" y subirse al carro de las reducciones drásticas en infraestructuras. Al fin y al cabo, todo lo que están haciendo los peces gordos del SaaS - Software as a Service - nos lleva a ese mundo hiper-compartido, tanto que lo privado y lo público se han mezclado para siempre. Y de nada sirve contraseñear lo que se sube, que aunque no te lo puedan ver, reside para siempre en ese gran cajón - no nube - que cualquier día se abre y todo se sabe. O no hace falta que se abra, que ya se encargarán de filtrarlo estratégica y sutilmente.

Chatter es ni más ni menos el resultado de "profesionalizar" la red social hasta donde no se puede más, metiendo todas las aplicaciones del mundo, pasando por encima a los Spoke, LinkedIn, Plaxo, y unos cuantos cientos de intentos de guardar cv´s y perfiles en páginas en las que los usuarios no quieren comentar lo bien que se lo han pasado, sino lo bien que lo han hecho y lo van a seguir haciendo. O lo que es lo mismo, entrevistas de trabajo y visitas comerciales a un mismo tiempo, según haces clic en sus iconos.

Pero lo que es pura lógica empresarial - ¡a superinterconectarnos tocan! - se va a convertir irremediablemente en esa red venida a menos, que en los tiempos que vivimos, es sinónimo de cualquier cosa menos social. Porque la sociabilidad es desenfado, la otra vida, esa que han redefinido desde facebook a twitter y siempre que no caigan en la trampa del "aquí viene el nuevo soporte de marca".
Que se lo están pensando...y mucho.

Todos los políticos quedan para siempre "marcados"



Del inmenso poder de los nombres de marca como mejor referente del recuerdo y de la asociación de ideas, tenemos como uno de los ejemplos más contundentes el de la política, y más concretamente, el de los gobiernos. Sí, porque cada gobierno tiene su "marca maldita", esa que o le deja "tocado" o le hunde en la miseria.

En un rápido repaso "contemporáneo" encontramos a Nixon y su Watergate, Reagan y su Irangate, Clinton y su Lewinsky, Bush Sr y su Desert Storm, Bush Jr y su Irak (+11S + Afganistán + Subprimes) Obama (de momento, Nobel, con b y con v) múltiples italianos (como Craxi, Andreotti, o Prodi) y su "tangente" y más modernamente, Berlusconi (gran coleccionista de innumerables marcas, pero seguramente "orgía + denominación de origen sea la más apropiada).

Y en "zoom in", en España hemos tenido varias como Suárez (+Rey) y 23F, González y Filesa (entre otras...pero esta es top of mind) Aznar y también Irak (con submarca 11M) pero también Prestige, Tireless y Yak 42 (ahí es nada la internacionalización) y Zapatero...ya se ha ganado a pulso la de Alakrana, y seguramente no será la última.

Tal vez sea triste que la tendencia al reduccionismo de nuestra memoria "histórica" nos lleve a asociar nombres propios, como maléficos apellidos que tapan (y mucho) posibles logros de los que nunca más se supo...Pero curiosamente, y en contradicción constante nuestro "recuerdo de marca" también muchas veces y por perezoso ejercicio en la distancia y en la amnesia, ensalza valores que o no tuvieron (y ahora les atribuimos graciosamente) o nunca los demostraron.

Y porque somos así y nuestras mentes a la larga siempre "perdonan", no pocos tienen ya páginas en libros, monumentos a su nombre, y los "vivos", la agenda llena de conferencias.

Cuellos demasiado jugosos como para no darles mordiscos



Segunda semana consecutiva viviendo inmerso en el fenómeno más teen.
En el estreno de "Luna nueva", esa segunda parte de la tri-cuatri-¿?logía de la saga Crepúsculo, me he aburrido como una ostra viendo a los vampiros más sosos de mi ya no corta trayectoria cinéfila, y del sueñecito solo me han librado nerviosos gritos, alaridos y aplausos de aún más nerviosas fans. Esas - o tal vez no estas mismas - dispuestas a hacer largas colas de 10 días de noviembre - pero de calentamiento global - a las puertas de la plaza de toros de Vista Alegre. Solo por ver a Robert Pattinson, Kristen Stewart y Taylor Lautner, de lejos, más sosos que en sus vampírico-licantrópicos papeles, seguramente ajenos a tan enorme sacrificio, aunque se aprecie el detalle de estrenarse antes que en las propias américas, que la de las "nuestras", parece ser mayor y más impaciente histeria.

Otra marca más en ese portfolio adolescente, y para un público fácilmente entregado y que vive experiencias no muy distintas a las nuestras de hace ya demasiados años. Ya se sabe que a cada generación, un branding - o varios - y este/os son carne de messengers y sms - todavía no twitters - o sea, inmediatos, virales, exponenciales, imparables...
No, esto no me ha caído tan bien como lo de los Jonas, pero es que las marcas no están hechas para gustar a todo el mundo.
Ni aunque te gusten las marcas - "enfermizamente" - hasta en sus más incomprensibles y defectuosas manifestaciones.

Voy a publicar esto...si a vuesa merced le parece menester



Cuando uno lee el nuevo proyecto de ley regulador de la competencia desleal y bla, bla bla - o al menos lo que ha salido a la luz - se pregunta si han tenido que pasar tantos años y gobiernos para que se den cuenta. Sí, porque se mete mano por fin a la publicidad por sorpresa, invasiva, de cuando descuelgas - pobre de ti - ese maldito teléfono, o cuando sucumbes empapelado al girar la llavecita de la puertecita de tu buzoncito. Y eso, que se generaliza en ese término spam que da y le entra de todo, pues no está mal, pero poniéndose del lado de los consumidores - potenciales ¡eh! - porque del lado de los anunciantes especialmente nerviosos y que ya no saben qué diablos hacer para que alguien les haga caso en esta crisis ninja, esto es simplemente acabar con su marketing y con los únicos recursos que les quedaban contra los oídos sordos y los ojos que no quieren ver.

Si se piensa, la regulación es loable, pero la mano se les irá y el marketing directo será todo él pecado, y si no pecado, de un aburrido insoportable. No más mentirijillas, no más "oros y moros", no más "regalos de tu vida, ahora mismo, y solo tienes que hacer una llamada". Y tampoco guerras frontales "marquicidas", que la publicidad comparativa podría ser de bonitas y huecas palabras, pidiendo mil perdones si mis eslóganes te hubieran podido ofender, porque humillarte...ya no creo.

Viviremos más tranquilos, con anuncios de punta en blanco, con frases de único sentido, y sin llamarnos mientras sesteamos o justo cuando nos llaman los baños. Pero terminaremos odiando tanta publicidad buenista y echando de menos esas siempre divertidas "donde las dan las toman".

JB...y no precisamente por Justerini & Brooks



Ayer recibí una magnífica lección de branding con los Jonas Brothers. En un Palacio de los Deportes de Madrid lleno hasta la bandera, pude ser testigo del poder de marca de estos chicos, profesionales, capaces, de talante profundamente teen pero con todo lo mejor de lo que en otros tiempos fueron los New Kids On The Block.

Y es que en ese recinto, y durante una apasionante hora y media, miles de críos (y sus padres) fueron arrastrados por la corriente de una música bien hecha, por unos ídolos que no juegan a super-estrellas (o no en la forma en que las conocíamos) por un concepto que, arrancando de lo más Disney - channel, por diferenciar valores - ha logrado convertirse en una identidad propia, en un producto bien "marketinizado", y en una marca no ya en la esfera de lo emocional, sino llegando a lo más aspiracional.

Anoche no solo se coreaban canciones religiosamente - qué gran lección de inglés - ni solo se gritaba histéricamente a cada gesto de popstar. Anoche esta marca se apoderó definitivamente de sus "brand fans" y lo que es más importante, con el encantadísimo beneplácito de progenitores...que son, y el equipo "JB" lo sabe, los verdaderos valedores del concepto, los facilitadores de la mitomanía en ciernes, y los máximos potenciadores de una actitud colectiva ante ella.

Ni más ni menos que el branding en su estado más puro.

Es el gran juego de la neurona universal



En un mundo tan viral como este y con tanta buscando siempre sus buenos argumentos para merecerle la pena conectarse, faltaba la gran competición mundial de Trivial Pursuit. Un concurso hecho a la medida del ser humano, porque no hay nada más humano que la lucha de sexos.

En su web, el gran panel, los cientos de tarjetitas de colores, y los marcadores en "gigantesco" para demostrar las diferencias - continuamente - y para pincharte un poquito. Más cada vez.

Una idea tan simple con una marca tan culturalmente universal no puede fallar nunca, aunque sí fallen los concursantes. Es el gran reto, la demostración definitiva de que o esto va de genes o va de "a ver quien tiene más tiempo para emplearlo en estas cosas". Pero cuando se entre, se cae, y cuando se caiga, no se podrá parar.

Y lo que más me sorprende es que de esta acción se haya hecho hasta la fecha tan poco marketing, que todo quede en la Red y en su capaz de "boca-orejear".
Un juego con este potencial no debe ser un simple experimento viral. Debe salir a la calle, estar en la mente de tod@s, convertirse en ese vicio de cuando llegas a casa, de cuando llegas a la oficina, de cuando enciendes tu móvil.
O sea, trivial y "pursuit"

Negras, feas, pandilleras y geniales



Las marcas tienen siempre una historia que contar...o deberían tenerla. Algunas - las más - hablan de tradiciones, de lo emprendedores que eran sus fundadores y de las "canutas" que las pasaron para hacer triunfar su concepto visionario. Es el toque nostálgico que añade el dramatismo obligado para crear esa aureola de autenticidad, que como las historias de mili o de viejos amores, si no inventadas, pues casi.

Todas las marcas, a poco que rasquen y le echen su "cuento", encontrarán un motivo para hacernos volver la vista atrás...y de ese flashback tratar de sacar petróleo en el flashforward. Porque no nos engañemos, que los auto-homenajes tienen poco de dar las gracias y mucho de "seguimos en pie" y "vamos a seguir vendiéndote"

Las Pump de Reebok cumplen 20 añitos y festejan su cumpleaños con web-museo apta para la lágrima, para re-forzar su posicionamiento con perspectiva histórica, para decirte que las zapatillas dejaron de ser blancas, planas y de fácil acordonamiento en cuanto a alguien se le ocurrió convertirlas en "callejeras", "bronxianas" y "pre-raperas". Y de ahí a las cosas que ahora nos calzan - ellos - poquita más creatividad en el diseño industrial salvo añadir colorines, suelas que parecen tocar suelos, y sistemas que las inflan, las desinflan, las hacen respirar, y a poco que las dejes, salen a correr solas.

Las Pump militarizaron de golpe el glamour de lo deportivo, y enterraron al fín la estética desenfadada heredada de Starsky. La de las tres rayas, las que quedaban bien con vaqueros...antes de que estos se "descampanaran" hasta romperse, meterse por dentro, o simplemente, no ponerse nunca más de la misma manera.

Del "millón en la basura" al "mira bien lo que tienes en tu bolsa"



Los franceses, o algunos de ellos, están que lo tiran. En un marketing que supera todas las delgadas líneas del incentivo - y ya tenían sus propios antecedentes - los de Mailorama.fr - otro sitio "cashback" en la Red - han pensado que para qué andarse con "medias tintas", esas del "a-tí-sí-pero-si-tú...", y a regalar dinero a todos, en distintas cantidades...pero esto último solo para darle un poco más de emoción a tan lucrativo juego.

Lo de "pagar por adelantado" tus servicios no es ni nuevo ni sorprendente, pero el atreverse a hacerlo de esta forma, tiene su punto de locura y provocación pública. A poco que la acción de convocatoria suene y los medios y redes sociales lo cubran debidamente, la concentración de oportunistas cazadores de euros puede ser de proporciones descomunales, como descomunal puede ser la bronca posterior, esa de cuando se acaben las bolsas.

Pero de eso se trata, de branding rápido, multitudinario, "comprador" y de cómodo impacto. Algo que recuerda a muchas operaciones marketing-suicidas de las puntocom de hace 10 años.
¿Y a nosotros qué...si tienen dinero y ganitas de gastárselo?

Vienen, comen y se van



Anda España enfrentada entre aficionados futbolísticos cuyas estrellas son marcas intocables, y españolitos de a pie que celebran que por fin se las toque. Y donde más duele, en sus dineros y sus impuestos.

El problema de fondo de esta llamada reforma de la "Ley Beckham" es un problema de marketing y de los gordos, porque pone en confrontación dos sentimientos contrapuestos; uno moral - y envidioso - por el que está bien visto que los señoritos futbolistas y además extranjeros coticen como todo hijo de vecino, aparcando el viejo mito de la tierra española de conquista y pillaje; el otro, emocional y miedoso, teme que cuando la jauja salga más cara, ni liga de estrellas, ni cracks galácticos, ni veranitos entretenidos con culebrones de talonario en ristre y deseos de ver portada de Marca a la mañana siguiente, lectura obligada y masiva de tumbona y tenderete playero.

Y en esta mezcla de sensaciones encontradas, queriendo su dinero pero también sus mejores regates, todo huele a polémica y a que España puede que pierda su ventaja competitiva tan tramposa, esa de glamour subvencionado pero que con los oídos sordos, es un maravilloso "pan y circo".

Es el tiempo de las grandes marcas "más que un club" y la medida de su poder de atracción cuando las cosas se ponen más feas y menos baratas.

Sangre de marketing...y trabajitos bien terminados



He de reconocer que siento una morbosa debilidad por lo siniestro - hitchcockiana y no tarantinamente hablando - y en el marketing y la publicidad, eso me atrapa.
Las siempre fabulosas campañas - ¡preséntenme ya a esa agencia! - de Calle 13, canal especializado en thrillers y otros miedos, adelantando estrenos o nuevas programaciones, son sencillamente un alarde de creatividad siempre sorprendente, siempre con maravillosa agudeza.

En línea similar, el 13emeRue francés y bien "creativizados" por BETC Euro RSCG han lanzado una web que saca pulsiones inconfesables de todos nosotros - o de los franceses, que es que ocurre allí - y lo hace brindando la oportunidad de elegir a un asesino, designar a una querida víctima, y contemplar su horrible crímen en una simulación 3D. Y a más de uno el 3D se le quedará corto.

La polémica de mente estrecha - sí esa que habla de audiencias siempre susceptibles - ha empezado por condenar y no tardará mucho en demonizar lo que seamos publicitariamente justos, es una absoluta genialidad.

Viendo esto, uno quisiera ser uno de esos creativos, a lo mejor incluso francés - aunque no exageremos - y porqué no, elegir ya y rapidito el arma, que nos la quitan.

El marketing de la sangre, cuando bien pensado, no solo impacta sino que vampiriza sin freno.

Justo, para que te des de bruces con ella



Sí, ahora la moda, o una de ellas, es verlo todo en zoom, y que todo se mueva. Es lo que se llama realidad aumentada - como si no tuviéramos ya bastante realidad - y que básicamente consiste en que colocas un anuncio - o lo que sea - delante de tu webcam, y cobra vida.

Las agencias se han lanzado en tromba a esta nueva e impactante forma de creatividad, a mitad de camino entre el holograma y el view-master, y los próximos tiempos prometen ser "aumentados".
Lo ha hecho Esquire con sus anuncios que se transforman en 3D´s, pero de forma todavía más original, la nueva campaña Burger King y sus dólares animados.

Nos divertiremos un ratillo mientras esperamos publicidades con tecnología más Minority Report, que es lo próximo que toca. Seguramente.

Sitios para mejor olvidar...o no



El branding espontáneo de "pequeña población que se hace famosa" puede que sea flor de un día, pero los libros de historia le hacen siempre hueco.

Guernica es la "mancha" de España. Maastrich es inseparable del nuevo concepto "Europa". Davos es donde los "ricos e influyentes" profetizan. Mostar es donde la guerra se hizo "cercana". Sietes, donde se lanzó el nuevo Windows...

Alcorcón es ya y desde hoy, el lugar de la verguenza (para unos) y de la gloria (para otros). Unos cuantos goles que rasgan profundamente la marca, y la costura no puede ser a base de remiendos.

Como era eso de "éramos pocos y no se qué se le ocurrió hacer a la abuela"



Como los 100.000 hijos de San Luis, las 450.000 amas de casa salen al rescate de los maltrechos hogares españoles, tratando de hacerse hueco en el todavía más maltrecho mercado laboral español. Y a ellas se les unen los 266.000 prejubilados, que no pueden estirar más las indemnizaciones recibidas y ven que el tema va para largo, y a cada mes - aunque lo intenten esconder - agujeros más hondos.

Las peores previsones macroeconómicas no podían esperar tamaña estampida, en una secuencia que no siendo toda de golpe, pues casi. Y no solo es que se engorde esa cifra que ya da pánico - y verguenza nacional - sino que a ver cómo se absorbe y se endereza todo esto. Porque sabiendo que dinero no hay, lo que nos faltaba es saber que todavía hay más a por menos, y el hambre hace morder.

A los de "San Luis", llamados deseperadamente por un rey absolutista de afrancesadas tendencias, se les echó a bayonetazos, y a pedradas donde no había fusiles. Esta España de ahora y con las gentes estando muy revueltas ya no necesita de este tipo de provocaciones para alzarse en "armas".
Cuando se trata de pan, no habrá compasión ni con mujeres, ni con "ancianos". Y puede que ni con los "niños", esos de la vida por hacer y tratando de encontrar su primer sueldo decente.

Only this?



Mucho hay que querer a Michael Jackson para tenerlas todas, comprarme This is it y ver que son las de siempre, más un poema y cuatro demos. Ah! Y un cuadernillo de fotos.
Lo cual me da que pensar en si es un marketing bien hecho, si de verdad hay muchos como yo a los que no les es suficiente ir a itunes porque necesitas el maldito "hardware", si queda alguno por el mundo sin sus "greatest hits" y más "greatest hits" es inflación de marca o directamente, marca hiperhinchada ya.

Entiendo lo de la película, en un marketing "de legado", echando mano de los "últimos momentos" y aprovechando los pantallones de cine para hacerle más eterno (aunque me falta el 3D). Pero el producto complementario me parece excesivamente "coleccionista", muy en un enfoque early adopter, pero al revés.

No habría costado nada llenarlo de rarezas, de ensayos truncados, de canciones creídas perdidas en los estudios de grabación o en lo más recóndito de Neverland.

Y seguramente Michael lo habría pensado así, si hubiera anticipado su muerte. Y no este "It´s only this" que yo sí compro, que puede que regale, pero que me deja con las ganas.

¿Quién es el verdadero zombie en todo esto?



Evidentemente, algo como la Iglesia no puede estar con el tempo del marketing, que en casi todas las ocasiones, es el tempo de la sociedad y la vida que le toca o ha querido vivir. Que a estas alturas de la película se declare que Halloween y lo que comporta, atenta contra sus principios es una reacción destemplada y "destiempada".

La vieja historia de los ritos paganos anti-cristianos, esos que hacen revivir a los muertos - uuhhhhh - desenpolvar bonitas leyendas - como la del descabezado Sleepy Hollow, en el que solo parece todavía creer Tim Burton - y hacer que los niños se lo pasen simplemente bien, con sus trucos o tratos, aunque a veces sus tripitas no tanto.

Halloween es una mágnifica noche de disfraces y una extraordinaria comunión - uy, perdón - de infantes que hacen lo que saben hacer; ponerse en pandilla, acicalarse monstruosamente, ir a pedir y reirse de sus propios miedos. Y sin necesidad de entonar villancicos o de ponerse tristes por la paz mundial, que ya tendrán su tiempo y sue mentores.

Ver en Halloween una "norteamericanización" de costumbres es la conclusión simplista de la coincidencia en fechas, y de que el producto - y su marca - le han ganado su público. Porque a quien se quiere reir no le puedes poner a llorar santos o a visitar difuntos. Ni siquiera le puedes pedir que guarde silencio, aún a riesgo de que el cielo le caiga sobre su cabeza.

A los productos que no están listos...¿les llamamos también "sietemesinos?



Una de las más grandes paranoias del cine más o menos reciente es ese Number 23 protagonizado por Jim "ahora-de-risa-ahora-rarita" Carrey.
La teoría de que las cosas suman algo y que ese algo rige los destinos del mundo - o del loco atrapado en él - es gran parte del argumento de la "ciencia" de la numerología más ancestral, de muchos/as brujos/as de parrilla TV en camino de desconexión - o la audiencia en ello - y han habido no pocos guiones de cine que por completo o en parte basaban su ciencia-ficción / terror en un maldito número, y cómo todo llevaba a él.

Las marcas "numéricas" juegan a veces a eso de hacer coincidir su nombre con una serie de promociones, a las que se le da forma de campaña, y quedan - eso creen - de creativas y originales. Lo vivimos en cada mundial de fútbol u olimpiada, donde el año de celebración es un bonito número para apellidar nuevos negocios - como los bares en España - o más fácilmente, nuevos productos. Algo que funcionó más o menos bien desde el punto de vista oportunista hasta que nos vimos en esa de darle la "vuelta al contador" el siglo pasado, y muchas de las marcas que querían ser "dosmileras" vieron que no era del todo una buena idea, que mejor esperar a ver si se cumplía o no esa profecía de que las cosas o cobraban vida propia o se suicidaban...

Y ahora, esa nueva y llamada Windows 7 - o sea, otro Windows - ha forzado su comunicación hasta extremos ridículos, porque a los creativos y a los que los "brifean" les ha hecho gracia eso de usar un número - un apellido de marca - y que la gente no se olvide de él. Como si lo fuéramos a confundir con eso de "vista", con eso de XP, con eso de Leopard...

En España se han ido a lanzarlo a Sietes, un pobladillo asturiano "hijo" de la fuga campo-ciudad, como antes y en otros países, buscaron "sietes" o se los inventaron porque iban de "lanzamiento mundial". Y todo lo que sume, reste, se llame o se pueda cambiar para que cuadre, es susceptible de "windowearse" hasta que la risa pare por aluviones de quejas - y no pocas "que las migre, Rita" - problemas de seguridad, consistencia o incompatibilidad de versiones, que serán más de siete...y apostaría por elevarlo a una potencia considerable.
Los brujos dirán.

Cuando el mundo se hace pequeño, alguien debe tener la culpa



Ahora que están los dos juntitos, sonrientes y premiados, es cuando junto a nuestra más sentida reverencia deberíamos decirles eso de ¡buena la que habéis armado!.

El del móvil y el del e-mail son de esa clase de genios que simplemente han aplicado el sentido común a sus invenciones, que han observado el mundo y se han dicho para sus adentros; ¡hey, que la gente no para de hablar!.

Si uno lo piensa, hubiera estado "pispajo" y con un poco de formación técnica, ahora podría estar recogiendo el Príncipe de Asturias por su "investigación y ciencia", porque con la trampa de la retrospectiva en mente, nada más lógico en la comunicación que ponérselo fácil a los que hablan y escuchan - allá donde estén - y los que escriben y reciben - allá donde estén sus ordenadores -. Y con prospectiva, pensar en que todo esto tiene un punto común, la unión de ambos en un aparato que te llevas a todas partes. Pero lamentablemente, ya está inventado,fabricado, patentado y vendido!!!

Envidias creativas aparte, cuando se premia a los que les tocó cambiar el mundo para siempre - y no ese Obama de medalla colgada y mérito por demostrar - la reflexión "capriana" es obligada; cómo habría sido el mundo sin que esto hubiera existido. Los de cierta edad lo vivimos y casi no lo recordamos. Los de después, piensan que el mundo no era mundo.

Así pués, nada más merecido que premiar a la mentes que desde la ciencia revolucionaron las vidas de las gentes, y entre medias, se hizo el marketing. Porque esto último no es más que eso; entender bien a las personas, pero no hoy, sino mañana.

Manzanas sin gusanos, pero con diminutos topos dentro




Justo cuando Apple le estaba encontrando el gusto a esto de abrirse a los demás - con el iphone, y porque no le queda más remedio - le sale el gigantón Nokia y le denuncia por robo industrial, por ser guapo e ir "de listo", y porque en la vertiginosa carrera móvil, la meta no es que sea incierta, sino que ni se ve ni se adivina...pero el fin - si lo hubiera - obliga a justificar todos los medios, que si no se pierde.

La pataleta Nokia puede que sea motivada por los 40.000 millones de euros invertidos en I+D - buena razón - o porque las pérdidas se le aparecen por primera vez, y ya sabemos que esto en los balances finlandeses debe ser poco menos que pecado.

Lo que la robusta Nokia ve en esta violación de patentes es que si los "bonitos" además usan "el guante blanco" esto va a ser como lo de la liebre y la tortuga, pero ganando la liebre después de pasárselo bien. Y la gente apostó por la liebre.

Ahora tal vez nos expliquemos esas sonrisas de Steve Jobs en cada webseminar y esa alegría por la compatibilidad, por los estándares, por el "podéis ya venir todos a mí". Y es que de marketing, sabe un rato largo.

Ni subliminales ni tengo importantes consejos que darles...



Desde que al cine (y después la TV) le salieron los dientes, cualquier guión, cualquier escena, cualquier actor/actriz...es susceptible de hacer branding.

Los travellings en el Hollywood clásico siempre descubrían neónes, escaparates y carteles callejeros, y los actores no "tapaban" marcas de tabacos o alcoholes.

Y la tele solo ha "profesionalizado" el placement, entendiendo que no hay publicidad más creible que la del producto que se usa o rodea al actor idolatrado o siempre está en el mundo en el que vive.

Solo se trata de que el guionista tenga pericia, que piense en las tramas con mentalidad de media planner. O mejor aún, como espectador que sobre todo, consume.

Lo que se empieza con jugar a los barquitos en los charcos...




La sostenibilidad planetaria puede acarrear consecuencias bastante cochinas a poco que nos de por ahorrar agua donde no es conveniente ahorrarla, y por ende, hacer los cuartos de baño un poquito más pequeños, que empezamos quitando afrancesados bidés ... y solo queda hacer turcos orificios en la ducha.

Que sí, que es posible como dicen en la ONG SOS Mata Atlantica que usemos 4.000 litros de más, porque fuimos educados para no dejar ni rastro de agüita amarilla al siguiente, pero como se abra la veda del "ya que estoy aquí y me entran las ganas..." todo se va a reducir a una cápsula de aseo, que no precisamente aseada.

Tal vez llegó el momento de reivindicar la marca "water" en tan perezosa españolización de W.C. porque para algo se puso. O nos la inventamos previendo que el 21 iba a ser un siglo de solidarios que se perfilan un tanto guarretes.
Como les/nos dejen...

¿Y a quién le importa lo que tú hagas o digas?



Esa cosa con logo de pájaro y de la que todo el mundo habla, poca gente usa (de esa que habla) y casi nadie entiende (para qué le sirve). Eso, que se llama Twitter, que ha creado la categoría microblogging (o sea mini-blogear, sin enrrollarse, vamos) ... que es un messenger metaformeado en sms y con aspecto de web...pues eso, ya va por los 5 mil millones de tweets (los mensajitos "brandeados" de nombre de marca-madre). O al menos hasta que escribo esto, porque no hace un año iba por los mil millones...lo que si mis cuentas no fallan, ha multiplicado por cinco su uso.

Todo esto está muy bien, y explica varias cosas; que la moda, si en Internet, se convierte en una absurda avalancha; que lo que nos va es jugar a Gran Hermano pero sin cámaras, contándole al mundo (que ahora se llama "followers") nuestras vidas "al minuto", generando cantidades ingentes de contenidos que a poca gente le importa (o tan de seguido) alterándote tus biorrtitmos porque cada vivencia es publicable, no parando de conectarte, de "alertarte", de "teclearte". Y poniendo en la Red más bytes para colapsarlo todo un poco más, para que el "gran canuto" (ya sobrecargado con chorradas "youtuberas" y "flickrs" inacabables) se haga más gordo, todo rebote en sus paredes y todo vaya más lento, para que las búsquedas ni sean "precisas" ni "voy a tener suerte" y Gooooooogle siga poniendo "oes" a su nombre, ahí, a pie de su página.

Nos hemos tomado a pecho eso de que el "contenido es el rey" que el "usuario tiene el poder" que cada uno, y en Internet, es muchas cosas al mismo tiempo...y que eso hay que demostrarlo siempre. Para que se te vea más veces, para que la gente diga que eres "popular" y que te encuentra en todos los ciber-saraos, hasta en los más insospechados.

No, no tengo nada contra Twitter, ese asesino en ciernes de facebook, a no ser que esta se "twitee" un poco. Pero si me preguntan que para qué sirve, no me quedará más remedio que contar todo lo que he dicho más arriba, para no tener que dar explicaciones. Lástima que no me quepa en esos ridículos 140 caracteres...

¿Optimismo crónico o "cólico"?




Ocurre que en la vida de las marcas el paso del tiempo genera dudas razonables sobre su adaptación. Cumplen añitos, sus targets crecen, mueren y vuelven a nacer, y si además ves que tu cuota se "acota" la tentación es o la extensión por extenderse o el bonito cambio radical.
Lo de Pepsi y su logo sonriente, solución sutil, certera y brillante. Pero fogueo puro, porque en nuestra mente, a la cola de las colas.

Como si no te pesaran los años...




La historia del branding es una historia de "versus". Siempre "una contra otra" y una tercera a por las migajas.
Con el tiempo, la gente se cansa de la que va ganando, y la castiga pero no la desbanca, salvo que ella opte por suicidarse (o que lo intente).
Pensándolo bien, la que gana no solo es la que cumple, sino la que avanza sin titubeos. Un "déjame tu mente que te voy a hacer un bonito y permanente tatuaje"

Marcas en visita guiada


Una marca de lujo no es verdaderamente de lujo hasta que no tiene un museo.
No, no vale un maldito showroom, que eso ya sabemos que es un montaje rápido y que solo "empuja" producto. Un museo es un templo de culto de la marca, una visión histórica (para lo que hay que tener historia y saber contarla) y un homenaje a los que la han hecho posible.

Solo quien tiene un museo, posee el gran tesoro de su marca.

Me pregunto porqué a los de "a derechas" se les llama "diestros"


Debo confesar no haberlo pensado nunca, a pesar de que es algo de todos los días. Incluso al leer el titular, he tenido que escudriñar en toda la noticia porque no podía dar crédito ni a la solución, ni al target, ni a la oportunidad del producto.
Pero si te dicen "siempre han tenido que estirar su mano aún más en sus pantalones y
realizar una maniobra en forma Z a través de dos ángulos de 180 grados, antes de obtener el resultado que los diestros logran con facilidad" entonces y solo entonces he entendido que a los zurdos y con esto, les hemos considerado chimpancés, que llevan toda la vida haciendo piruetas, y que el marketing a veces es solidario con estas pequeñas cosas que solo parecen requerir un toque de rediseño.
Y un mucho de fijarse en los demás...o que en Hom, a uno o varios zocatos el tema ya no le provocaba risa.

A tortiñas o tortinhas



Uno de los co-brandings más esperados es el de Fernando Alonso y Ferrari, tras los tres añitos en el infierno del asturiano.

Esa travesía en el desierto que empezó en McLaren y continuó junto al "capo" Briatore - ese del "que parezca un accidente" - ha servido para sacarle los humos - más que él a su motor - y que veamos de qué pasta está de verdad hecho. Perdonamos sus rencillas con Hamilton demonizando unánimemente al británico - con algo o mucha razón - pero empezamos a cansarnos de que la culpa de no acabar carreras pudiera tenerla hasta el limpiaparabrisas, que a todos los accesorios, reglas, y gentes ha metido "en el ajo" para justificar no ser el que era.

Pues bien, se acabaron las excusas, y exigentes como somos los españoles con los que nos acostumbraron a las cosas buenas, ahí tiene cochazo para fardar, para no perder "poles"...pero vaya usted a saber si también para no perder los estribos. Que aquí viene otro brasileño protestón y que además no sabe lo que es levantar el pie del acelerador.
Toca volar y callar, amigo.

Pollito chicken, gallina hen, lápiz pencil y pluma pen



La iniciativa "a lo vueling" de Oxford University Press en la Red buscando a los spanglish-parlantes es una fórmula graciosilla de acercarse a un mercado de aburridos profesores de inglés, y de alumnos que de sus libros - y sus editoriales - no quieren saber nada, que se confían a los ratitos de Vaughan, o terminan en el forzado exilio de temporada en High School de América profunda.

Esto del English, en España y a estas edades no funcionará nunca, porque sigue usando las fórmulas que nunca resultaron salvo para aprender cancioncillas, conjugaciones de verbos irregulares, y palabras sueltas. Y eso lo saben bien las editoriales, porque ese es el juego; más libros, más niveles intermedios, y más materiales para complementar.

Suerte que marcas como Disney Channel vienen al rescate con una estrategia de eficacia probada; nada puede ser más aspiracional en un adolescente que formar parte de ese mundo. Y ese mundo se dice "world".

Ring, ring ¿qué es?



Qué bonita guerra nos ha tocado vivir con estos de los móviles (porque a mí lo de "celular" me suena a bioquímica, lo siento). Desde todos los frentes - el del software "operativo, el de la música-foto-vídeo y el de las búsquedas - los tres en liza no paran de investigar, lanzar nuevas versiones y aplicaciones, y a cada feria o webseminar, hacernos más el lío. Porque llamar, lo que se dice llamar, eso lo hace cualquiera, y además está absolutamente "demodé".

Se trata de que te sientas "conectado", para lo bueno y para lo malo. Debes blogear,facebookear, twittear, googlear, photoshopear, bluetoothear, ipodear, podcastear, excelear-wordear-powerpointear, pedospear (cuidado con leer mal
esto) pedefear (lo mismo digo) webear (esto se pone cada vez más feo)
webcamear (si ya os lo tenía dicho) gsmear (que no es hacerlo en un
sitio cartográficamente concreto) fotodigitalizar (para luego flickear)
y videocapturar (para luego youtubear).
Todo a la vez y en cualquier lugar, dejándote (y costándote) los ojos de la cara. Y eso sí, con bolsillos llenos (por hardware) pero rotos (por software). Nos tienen donde nos querían, y ahora a ver quién es el guapo que no coge llamadas.
Que te ven en todo el mundo..

De eliminar el accionar a lo maravillosa que puede ser la vida...



Los locutores en España solo pasan a la historia si son distintos, si arriesgan en el difícil arte de narrar.
Algunos lo entendieron a la tremenda, y como José María García, llamáronse a sí mismos comunicadores (no del todo mentira) pero se perdieron en el intercambio de golpes, porque todo les quedaba pequeño (hasta a él).

Pero luego está esa raza realmente creativa y entretenedora, que inventó un nuevo lenguaje y propio; Héctor del Mar en los setenta, Andrés Montes en los últimos años. Cuando "jugón" y "tikitaka" son palabras que trascienden una retransmisión, algo dice que la comunicación es más social que deportiva...

Nota: Descanse en paz, Andrés "jugón" Montes

Nanobranding o la admirable destreza para tatuar marcas en milimetros cuadrados




Al hilo de "firmar" de todo, los hay a los que la obsesión - por otros motivos - les lleva a "logotipizar" lo que se creía "ilogotipizable", para que la gente vea que es de ellos, que no se venden a otros.

Cuando el branding se convierte en esa perversión forzada que hace a la marca usar el "hierro candente" para marcar a todas y cada una de las reses - del tamaño que sean - al de marketing le hace gracia, al de producción le hace llorar, y al de logística le puedes encontrar debajo de un puente. Algo más que durmiendo.

Kellogg´s estará en cada copo, y todos mojaremos, morderemos y digeriremos en cada desayuno su marca bien puesta. Diría que hasta en las sopa, pero es poco apetecible mezclarla en avena o maiz tostado, y menos, a esas horas...

O pagan y luego piensas, o tus ideas no valen nada




En las agencias, hay obsesión por "firmar" todo, y tampoco les falta razón.
Me refiero a las marcas de agua en cada diseño propuesto, a los logotipos en todas las páginas, a los prototipos empapelados de nombre de empresa, y si se puede y cabe, hasta del creativo que lo parió.
Porque cuando se crea - de crear - se crea - de creer - la idea de que el mundo entero quiere copiar, que los clientes quieren aprovecharse y que la competencia puede en el trayecto, actuar de moderna bandolera...si es que no te ha colocado un "submarino" ahí, sentado en los brainstormings tan tranquilo. Nada que muchas agencias no hayan hecho o intentado alguna vez, que cuando se teme es porque se sabe, y cuando se sabe es porque se ha visto...y muy de cerca.

Y no es que sea patrimonio exclusivo de proveedores de ideas que cuando salen y hablan, pueden ya no ser los poseedores de ídem. En todas partes "cuecen habas".

Pero es cierto que cuando es tan endeble el "producto", a ver quién es el guapo que lo protege, que el mercado a veces es como ese Caribe de patapalos, garfios y parches.
Y más cuando el oro escasea.

Yo no creo en superhéroes desde que ví que a Mr Incredible no le abrochaba el pantalón



¿Bibendum? Solo los más viejos y los más "brandianos" saben que este es el nombre del muñeco gordo de Michelín. Un mito, un personaje gráficamente logrado, un icono que asociado a neumáticos, es también la imagen más asociada a taller. Y en castellano, eso que te sale cuando no te portas bien durante las comidas, porque te has guiado por las "estrellas". Las de Michelin.

Pocas marcas tan bien colocadas en nuestra mente y sin embargo, tan alejadas de nuestra decisión de compra. Porque seamos realistas, cuando pinchas o recambias, pones la que hay en el maletero, y si la destrozas, la michelin-firestone-bridgestone-pirelli-dunlop que te "coloque" el mecánico de urgencia, incluso - o sobre todo - no coincidiendo con lo que tu manual del coche te recomienda. Tal es el poder del canal, que se lleva todo el marketing.

Michelin, que a veces anda perdida con la tontería esa de si su muñeco debe o no adelgazar, ha visto crisis y que el coche, con la que cae, si se deja bien aparcado para qué moverlo. Y su reacción publicitaria ha sido meter al bueno de Bibendum en esa pesadilla entre Cars y Mad Max, para darse de tortas con un gran surtidor. Con un mensaje claro; que parte de la solución a tus problemas para llegar a fin de mes están en tus ruedas. O al menos en Estados Unidos, porque las filiales en el mundo ya se le han puesto a la cola para medir matizaciones en la campaña...y educadamente le dicen que está bien, que entienden a esos creativos y a los que los contrataron, pero que si no cuesta excesivo trabajo, ellas prefieren hablar de seguridad, de adaptación al terreno, de longevidad, y de algunas de esas otras pequeñas cosas que la gente curiosamente asocia a unos neumáticos y a cuando la familia va sobre ellos.

Aunque para qué tanto jaleo cuando ya sabemos que nuestras vidas, y por no pocos momentos, dependen de los mecánicos, y de lo que les dé por poner cuando les hacemos visitas...

Lo quiero rápido, incomodo y en technicolor




En un ataque retro irrefrenable, Polaroid resucita esa forma instantánea de fotografiar - de la que Kodak quiso inútilmente apropiarse - de "aquí te pillo, aquí te mato", agitar violentamente antes de revelar, y de descubrimiento de auras cromáticas desconocidas en nosotros mismos.

Es esa marca de funcionalidad clara pero de target confuso, que lo mismo retrataba los momentos estelares de la "familiaridad", como te solucionaba los castings a "toda pastilla"...si bien las más siniestras mentes la asociarán a los completos y macabros reportajes en escenas del crimen.

Polaroid significó inmediatez, y su nombre acaparó la categoría. Pero no triunfó lo que debía porque éramos más de rollos metidos en sobres amarillos, esperando a la "revelación" (muchas veces con las lágrimas lógicas de no haber enfocado bien o haber abierto la cámara antes de tiempo).

Y en este mundo podrida o felizmente digitalizado, estas máquinas de instantáneas con colores absurdos se las tendrán que ver con los super-hiper-megapíxeles, que además, se hacen solos, son de meter enbolsillos y de enviar al otro lado del mundo.

Pero como nostálgicos siempre tenemos, se harán con su mini-cuota, esa que todavía defiende la insuperable pureza del sonido del vinilo.
Hasta que se rallan...

Mucha mente, poca venta



La marca Premio Nobel lleva años en decadencia, y no digamos algunas de sus submarcas, que cuanto más científicas, más nos entran y nos salen por los oídos. Lo que hasta hace unos cuantos años era un acontecimiento mundial - de casi familia ante el televisor o muchas páginas de diario - hoy es más twitter que nunca, en el sentido más fugaz de la palabra.

Es uno de esos eventos que juegan al "prestige" pero que necesitan de la popularidad para mantenerse vivos, y lamentablemente, y con nuestra hiperinflación de "premios" reconocer los méritos de grandes mentes pero mundialmente desconocidas no ayuda en absoluto. Los nombres ya no son suficientes. Las nacionalidades - raras como eligen - tampoco acompañan. El motivo del triunfo, depende de cómo directamente afecte a nuestras vidas, a nuestro pedacito solidario, o a lo que los medios nos presenten como logro, avance o revolución.

No es que de los Nobel haya que hacer Oscars, pero hasta los suecos son capaces de hacer "Gran hermano". Le falta marketing, pero sobre todo, show business. Sin pasarse, claro…

Nota: Y tras escribir estas notas, todo el marketing del mundo y de golpe...con ese Obama de nuevo "peacemaker"...acabandito de llegar. Son suecos, y sin embargo sorprenden.

La maravillosa república independiente del tentempié y sigue luego



Que cuándo se va a Ikea se va de excursión, creo que ni el más impaciente de los compradores (tal vez yo) puede negarlo.
El concepto "un rato en Ikea" cambia costumbres (hay que encontrar el tiempo) genera no pocas incomodidades (siempre lejos, siempre gente) e incluso cuestiona el acierto en la compra de tu coche (nunca cabe). Y a Ikea raramente se va solo/a porque se necesita preguntar "qué tal queda" y no hay espejo.

En la mezcla de todo este tipo de cosas, está su marketing...ese que hace que vayas, y que cuando estés, no solo mires...que el esfuerzo en ir se entenderá mal pagado.

Y un español, como supongo que cualquier hijo de vecino, si va y echa buana parte del día, querrá comer, y sería una verdadera lástima que no nos "dieran de" o nos la dieran con cualquier cosa.
Hasta ahora, Ikea tenía de esos menús que se parecen a sus productos, baratos y que te los haces. Pero ahora cambia porque sabe que lo sueco, aún en las tapas, vende.

Por raro y por Ikea.

No se lo cuentes al carcamal de Flanders



Una de las más prodigiosas marcas (si no la más) que ha dado Norteamérica al mundo en las últimas casi tres décadas, es sin duda Los Simpson. Una familia de esterotipo yanqui llevado al límite, en una ciudad, que es una reconversión surrealista de ese Springfield que bien pudiera ser cualquier ciudad mediana en EEUU.

La genial creación de Matt Groening ha hecho por el country marketing norteamericano mucho más que cualquier marca, incluyendo a Obama. Porque los Simpson son frescura tras cientos de episodios que "repasan" los clichés y las conciencias estadounidenses, categorizando sin parangón los comportamientos de varias generaciones.

Y como los Simpson son la América misma, aplaudo esa genial idea de unir a las dos Américas mismas. Porque lo de Marge posando en Playboy en noviembre es simplemente una genialidad, sea obra de Heffner o Groening, dos poderosísimos marketinianos, dos sociólogos insuperables...

Contraseñas que parecen santos y señas, por inocencia




El "phishing attack" de hace unos días contra las cuentas Hotmail ha puesto de manifiesto varias cosas:
Primera, que muy originales no somos cuando "contraseñeamos" o tremendamente vagos, y eso que no hay cosa más difícil en un teclado de laptop que atinar y de seguido a los primeros 6-8 números (los dedos pisan alguna f perdida de las de arriba o te "escapas" sin querer).
Segunda, que nadie se lee las recomendaciones seudo-encriptadoras que te sugieren alfanumerar tus secretos, y que sostienen que a cada sitio, la suya; "para todas café" es lo que hacemos, que memorizar da pereza.
Tercera, que qué mala pata tener un apellido alfabéticamente "en pole" porque se haga la trampa que se haga, no es probable que los hackers empiecen por las "pés" (esto es algo que ya sabemos desde los exámenes orales escolares).

Algunos, alarmados, se borrarán, aborrecerán Internet, pregonarán eso del "ya sabía que esto ocurriría" y puede que les tiente volver a la gloriosa época de las cartas perfumadas...como si tampoco se abrieran.

Y a mí que entre tanto follón me habría encantado un hackeado en toda regla de las preguntas de seguridad...y saber cómo se llaman todas las madres y/o mascotas de todo el mundo.

Make them laugh!!




El turismo espacial es esa extraña carrera para millonarios que ya lo tienen todo y que buscan nuevas diversiones que parecen no ser de este mundo.
Pero más allá del viaje "bien pagado", la motivación parece no ser para ellos el demostrar a este mundo la fortuna que tienen y lo afortunados que son dando la vueltecita planetaria, sino llevar a su propio personaje allá por donde las cosas flotan, las comidas se toman con lengua, y por las ventanillas pueden contemplar si eso de Al Gore tiene algo en lo qué basarse.

No es extraño que se haya apuntado un payaso, y que se empeñe en demostrarlo. Porque de eso se trata, de ser el primero y de que los demás payasos ya no lo sean nunca jamás. Lo cual es una lección de branding personal de tomo y lomo. Veremos si los compi-astronáutas - tras la foto a pie de cohete - están por aguantarle durante horitas el viejo truco de la flor que echa agua, porque a saber dónde termina el agua en gravedad 0.

Y como se les ocurra alunizar, que no le dejen poner el zapatón sobre la huella de Amstrong. ¿Qué les explicaríamos a nuestros nietos?

Turbantes, ropa cómoda y sin olvidar los kleenex




Lo que el petróleo (o la falta de él) y las "amistades peligrosas" (en forma de dólares o rublos) no terminaron de lograr, puede que un virus, un simple virus elevado a la categoría de plaga "bíblica" (pero de las del final del libro) empiece por resquebrajar ese falso mito de la unidad árabe, esa que mete en el mismo saco a los millonetis saudíes y a los piratas somalíes, a los cobardes kuwaitíes y a los atómicos iraníes, a los "y-tu-de-quién-eres" iraquíes y a los perejilianos marroquíes.

A La Meca, siempre se ha dicho, no debe faltar "ni dios" no solo porque lo ordene ese libro llamado Corán o esa marca llamada Islam. La ausencia es la debilidad más humillante ante el monstruo gordo de occidente, ese que se lo bebe crudo y se los come a cada salida de tono.

El ejemplo de la precavida Túnez - si se atreve - se verá con buenos ojos en el hemisferio norte, pero puede avivar los fantasmas "cismáticos" entre los millones de fieles que si lo son a su dios y a su profeta, lo son un poco menos al aliado de turno, dependiendo de si el que manda lleva ropas negras, barbas blancas o prominentes bigotes. Porque como a este mundo le dé por toser...

Google Zen




Harta de comérselo todo y en pleno atracón, Google se da cuenta que ha engordado demasiadoqué reservas tiene, pero no buena figura.
Siempre llega un momento en esas marcas acaparadoras, que al mirarse al espejo - en este caso monitor - no se gusta, ve demasiadas cosas, se lía y nos la lía. Y en un instante, piensa que si sería la misma con otro aspecto, si los que la usan se lo perdonarían, si en definitiva, la entenderían.

El minimalismo tras alcanzar las más altas cotas del potpurri es una tentación creativa comprensible, solo al alcance de las marcas que hagas lo que hagas con tu mente, siempre se te aparece, como las chirivitas al cerrar fuertemente los ojos.

Google, se vuelve simple al estilo más Apple. Y a priori, se lo agradeceremos.

Un poco de fitness y un correr despavorido al embarque



El sueño dorado de un product manager es que su producto - o su conjunto de ellos - se alargue en el tiempo y se venda siempre como el primer día. Y para ello, necesita dinero y grandes dosis de imaginación. El dinero se le va siempre en publicidad - cuando puede - en repartir moneditas por el canal - como en Venecia - y en aventuras muchas veces absurdas que le conducen hacia "cobrandings" ruidosos, pero sin pies, ni cabeza, ni futuro. Y por supuesto, presionado por el inexorable paso del tiempo que todo lo arruga, surge la tentación de la extensión, que a veces se entiende como "y si le añadimos también esto" y otras como "también esto puede hacer eso". Lo cual, es sinónimo de parche.

En raras ocasiones es el cliente el que da ideas suficientemente convincentes como para hacerle cambiar de estrategia, porque en eso, el cliente no siempre tiene razón...o por lo menos él no está ahí para dársela, faltaría más. Pero si un nuevo cliente tiene la brillante ocurrencia de hacer un uso insospechado del producto, estos usos tienen un efecto multiplicador inmediato y además no implica ni rediseñar, a ese product manager le ha tocado la maldita lotería, y si es un poco listo, el marketing ya no lo hará de producto sino de su sempiterna mente inquieta que una vez más, da con soluciones.

Lo de WiiFit y su posible aplicación en los sistemas de seguridad de aeropuertos en Estados Unidos suena a programa de "cámara oculta", pero si el tema funciona, es posiblemente una de las más asombrosas ideas de marketing creadas en los últimos años, y con un producto que está en la "cresta de su ola".

Becas en las colonias



Hace dos años, algunas empresas desesperadas en el Salón Inmobiliario de Madrid "regalaban" hipotecas, el importe de entrada para compra de apartamento, o incluso casas completamente amuebladas en "ruletas de la fortuna" que habían habilitado en sus stands. El mercado no es que pintara mal, es que se había desvanecido casi por completo.

Años después, y en otro mercado que se evapora, el de los niños nuevos, la marca Nenuco ha entendido que en este gran juego de la promoción hay aspectos específicos que la hacen más creíble y tal vez más interesante; primera, que el premio, si es de largo recorrido y se entrega dosificado, crea la percepción en el consumidor de inversión (los bancos ya lo hicieron con la campaña "gana un sueldo durante un año"); y segunda, que el premio, si se ajusta a lo que la marca defiende (o colateralmente) refuerza la causa de la propia marca, con lo que crea en esta la impresión de la reinversión continuada (aunque hasta que el consumidor quiera).

Ganar la "educación de tus hijos" es uno de los mayores regalos emocionales que se puede dar a unos padres que no saben hasta cuando conservarán su empleo, ni cuantas veces deberán cambiar a sus hijos de escuela según vengan dadas.